Reseña del libro "proteccion civil del honor"
en la antigüedad los duelos por cuestiones de honor eran norma fundamental y condición de vida en aquellas sociedades, hoy ese hecho además de ser inexistente, resulta ridículo, irracional y absurdo. no sólo las épocas y las costumbres cambian, el honor, ese atributo moral de las personas así se presenta y reproduce entre el ir y venir de toda sociedad, no es lo mismo el honor mexicano que el honor japonés, ni ambos son un concepto estable y uniforme, el honor del samurai y del marido del siglo de oro español, ya son obras de teatro más que realidades que comprender y normar. ¿cómo definir y defender el honor de las personas? lo primero es un punto más que interesante del mundo jurídico, poder encasillar lo abstracto y variable, es lo que han rehuido los legisladores, protegen al honor pero no lo definen, en este libro se explica por qué todo recuerda aquel decano juez que cuando se le preguntó qué era el honor, dijo que no podía definirlo pero sí podía ver cuando era ultrajado. el honor no es un sentimiento y máxime el honor desde el punto de vista jurídico, como el daño moral, estas figuras jurídicas se crean y tutelar, no por lo que sientes, sino por lo que haces y cómo lo haces, con repercusión en un cuerpo de leyes en un lugar y época determinados. el honor no puede ser una virtud neutra, un pederasta no puede ser honorable pero sí puede ser leal y valiente. un tribunal de justicia no tiene sentimientos pero sí tiene dignidad y reputación social. la desconfianza e indignidad en las personas físicas y jurídicas es deshonrosa. el honor como derecho es tener un estado jurídico. el honor puede ser intrínseco y personal, pero también social y objetivo, ambos protegidos por la ley civil. el autor escribe para y por la defensa del honor en el derecho mexicano y comparado, pero la juridicidad estricta se ve aderezada en los capítulos, con esencias no pretenciosas de la corriente griega antigua, donde aristóteles habla del phatos y de la ira, donde el ataque al honor es una percepción de injusticia que se nos hace y la vindicta aristotélica se convierte en una tutela judicial que restaura un orden moral vulnerado, corno es el honor y dignidad de las personas.